Pues sí que ha perdonado la noche y ha aguantado sin llover, pero abandonamos el elitista pueblo de Andermatt bajo unas nubes y una niebla que para qué.
Para hoy nos había avisado Bernardo que había que llevar luces en la bici por la cantidad de túneles que tenemos que atravesar; no sea que nos pase lo que a Contador en el Galibier.
El Rubio bajando Andermaat |
Con 35 kms. hechos, nuevamente la lluvia nos obligaba a parar y dejar que pasara la tormenta, que bastante nos mojamos ayer. Son chubascos que apenas duran 10 min. pero que dejan el asfalto empapado y a ti como un cristo.
Flüelen. Inicio del lago de Lucerna |
En muchas ocasiones, el recorrido se desviaba de la ruta principal, haciendo una entrada por la calle principal de las múltiples poblaciones que rodean el lago; y de verdad qué envidia de casas, de calles, de coches, …Es otro nivel de vida. Ahora bien, a las ocho de la tarde, ni un alma en la calle.
Bueno, volvamos a la bici, porque para los últimos kilómetros hizo falta apretar de lo lindo por el cambio de dirección del viento; así que el final se hizo un poco pestosillo, aunque el paso por ciudades como Gersau o Weggis compensaba el esfuerzo.
Esta etapa la hicimos Carlos , Bernardo, Alfredo B., Roberto, y yo. Alfredo H., Gustavo, y Benja nos esperaban en el camping de Lucerna con las viandas que dimos cuenta a orillas del lago, acosados por patos, cisnes, fochas, y demás especies de aves acuáticas. Como no podía ser menos, Lucerna se precia de ser una de las ciudades de Suiza más fotografiadas y más ilustremente visitadas, y por eso estábamos nosotros allí. ¡Ea!
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