domingo, 7 de agosto de 2011

Camino Español - 1ª Etapa: Milán - Bellinzona (105 kms.)

Bueno, no se puede decir que un viaje hasta Milán sea ponerte a conducir y listo; es una paliza de coche de casi 14 horas, donde después de la Costa Azul ya no hay música que te anime, conversación que te entretenga, ni postura que te alivie el adormecimiento de posaderas.

Pues como digo, que llegados al Albergo, tuvimos que cenar en relativo silencio e irnos a la cama sin más excesos; que luego los mosquitos ya se encargaron de animarnos la noche.

Finalmente decidimos que, en vez de salir desde la Piazza Duomo con las bicis, íbamos a visitar este enclave de Milán a pie, y hacer la salida real desde las afueras de la urbe. Este punto de salida ha sido Desio.
Los primeros kms. hasta el Lago Como están aderezados por un denso tráfico y más de un pequeño cambio en la ruta por obras. No hay problema; el Rubio se encargó de diseñar la ruta, y yo de meter los tracks al Gps, así que se salía muy bien de cualquier desvío no planificado. Fermín y Alfredo se iban a encargar en la primera jornada de llevar los vehículos con el avituallamiento. Los pobres, ¡qué mal lo pasaron, para atravesar la frontera italo-suiza! ¡cómo sufrían por esos pueblos plagados de gente guapa mezclándose la Iveco entre Ferraris y Jaguars, y bebiendo las mismas cervezas que se toma por aquí vete tú a saber qué magnate. Por esa razón no les esperamos en el Lago Como; y encima, se nos ponía a llover. Fue a la salida de esta ciudad cuando un primer repecho hizo que olvidáramos la lluvia, para preocuparnos más de coger un ritmo bueno de subida y de librar a los coches impacientes que nos rebasaban. Con este primer calentón, decidimos parar en Melide para hacer el avituallamiento. Desde Como, el recorrido iba embelleciéndose por momentos, y la llegada a Lugano no nos defraudó. Aquí nos permitimos hacer un extra y atravesar toda la ciudad para apreciar su atmósfera VIP. Incluso, vimos a un pequeño guirigaycon unos niñitos a los que hacían fotos en una limusina -¡posíblemente algún grupillo de estos, tipo BackStreet Boys! - me dije yo. Manda narices que, siendo unos pipiolos, sea Bernardo el único que dijo reconocerlos. Nuevamente a la salida de Lugano otras obras nos hacen variar el recorrido.
Así, con el paso de los kilómetros, y lo que es peor, de las horas en la bici, ya se ansiaba la llegada. Y la línea de meta se hizo rogar no sin antes volvernos a calentar en otro alto de un par de kms. Antes de subirlo, Alfredito y yo nos paramos frente al escaparate de una tienda de bicis ¡vaya material que tenía! Nos llamó mucho la atención el nivel de tiendas de ciclismo que hay en la zona.
Como decía, mereció la pena sufrir este repecho porque la bajada fue una gozada. Me recordó al Poggio, que lo vimos según íbamos hacia Milán, porque era muy rápido en la bajada y presentaba algunas curvas de 180º que eran una delicia tomarlas.
Cuando llegábamos a Bellinzona, nos colamos en una carretera con acceso restringido a ciclistas y tuvimos que abandonarla y pedir al Garmin que nos indicara un nuevo camino al camping de Bellinzona. Cuando llegamos, empezaba a llover de nuevo; y como la logística se nos había quedado rezagada, preferimos buscar un albergue y dormir en camitas.
Después de cenar salimos a tomar unas cañas y a ver el pueblo de noche -¡muy chulo, sí señor!-.
Mañana nos toca bailar con el Paso de San Gottardo (2.130 mts.). Esperemos que se nos de a todos bien el baile, pero se prevén algunas bajas.

No hay comentarios: